Borra mis rebeliones

Amados hermanos en la fe:

Sin importar las circunstancias que estemos viviendo sean buenas, regulares o malas, les exhorto a ser constantes en la adoración y alabanza de nuestro Señor. Estemos siempre conscientes de que Dios merece recibir gloria, honra y tributos de su creación y, con mayor razón, de las criaturas que hemos sido rescatadas a tan alto precio. Él lo merece y a nosotros nos hace mucho bien darla en forma constante.

Cuán estimulantes resuenan las palabras del rey David en el salmo 29: «Tributad a Jehová, oh hijos de los poderosos, Dad a Jehová la gloria y el poder. Dad a Jehová la gloria debida a su nombre; Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad.» (Salmos 29: 1-2). Es un tributo independiente de si llueve o se goza de un sol primaveral.

Sergio Oschilewski Malinowski
Pastor Iglesia Bíblica Las Condes



Lectura Bíblica

Salmos 51: 1-19.

Introducción

Con disgusto y tristeza vemos como nuestra sociedad cada día desobedece a Dios con mayor responsabilidad, con mayor ingenio, con mayor soberbia y con mayor intensidad. Paralelamente, insiste en eliminar de su vocabulario el término «pecado».

Es notorio cómo esta actitud insistente, antes considerada, ha terminado por permear a algunas iglesias locales y a cristianos, quienes van reduciendo constantemente la importancia y la gravedad de los pecados diarios hasta transformarlos, a lo más, en desaciertos sin importancia.

En total contraste, vemos al rey David abrir su corazón ante Dios, reconociendo con dolor sus pecados a los cuales llama «rebeliones» y pide, en sincero arrepentimiento, la limpieza de su corazón. Pienso que este salmo deberíamos leerlo con regularidad para no desviarnos de lo que Dios piensa del pecado y quiere de nosotros.

  1. Un pecador que no quiere ser llamado como tal.
  2. Pecado es rebelión contra Dios.
  3. El reconocimiento de la rebelión es la base de la paz con Dios.

Conclusión

Dejemos de llamar al pecado con nombres que lo hacen ver menos malo y dañino, como ser: debilidad, desliz, equivocación, desacierto. El que se encuentra en pecado, y más si permanece en él: es un transgresor, es un infractor, es un rebelde. Sigamos el ejemplo de David quien, humillado y quebrantado ante Dios, califica sus pecados como rebeliones, como maldad, como suciedad que Dios debe quitar de sobre él. Este es el camino hacia una vida desahogada, auténticamente libre y de comunión fructífera en el Señor.

Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve.

Salmos 51: 7

Predicador

Pastor Sergio Oschilewski Malinowski

Fecha

18 de febrero de 2024

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