Cita Bíblica: Nehemías 5:1-13
Introducción.
Con anterioridad decíamos, que durante el desarrollo de un trabajo, resulta inevitable que se produzcan algunos roces con uno o más compañeros de labor. Estas situaciones, que normalmente suelen ser: banales, efímeras, y rápidamente olvidadas, también pueden llegar a ser las más dañinas para la obra. A los enemigos externos se les presenta batalla en unión con los parientes y amigos, los cuales se dan, mutuamente, ánimo y respaldo. No obstante, cuando las agresiones provienen del interior, sean del hogar, de aquellos con quienes se comparte habitualmente, o de la misma congregación, entonces el daño puede llegar a ser devastador.
El corazón del rey David, había sido demolido por situaciones similares. El escribe su experiencia de la siguiente manera: “Porque no me afrentó un enemigo, Lo cual habría soportado; Ni se alzó contra mí el que me aborrecía, Porque me hubiera ocultado de él; 13 Sino tú, hombre, al parecer íntimo mío, Mi guía, y mi familiar; 14 Que juntos comunicábamos dulcemente los secretos, Y andábamos en amistad en la casa de Dios.” (Salmo 55:12-14).
A continuación consideraremos las formas que toman estas agresiones internas y cómo las enfrentó el gran Nehemías.
I. IMPEDIMENTOS INTERNOS
A. El enemigo interno ataca.
1. Los murmuradores: Una combinación del ataque externo con el interno: 4:12
2. La acumulación de escombros: 4:10
3. El cansancio: Una combinación de la debilidad física con la espiritual.
B. La respuesta.
C. Efecto de la respuesta.
II. IMPEDIMENTOS INTERNOS RELACIONADOS CON LA CONFRATERNIDAD
A. Las injusticias fraternas: 5:1-5
B. La respuesta. 5:6-
1. Enojo: (5:6)
2. Meditación: (5:7)
3. Reprensión: (5:7)
4. Convocación: (5:7)
5. Nueva reprensión: (5:8)
6. Un ruego: (5:11)
7. Un trato: (5:12)
C. Efecto de la respuesta.
Conclusión.
¿Te has sentido identificado con alguno de los problemas internos considerados?
¿Has sido blanco de murmuraciones? ¿Has sentido que los escombros se han acumulado y te sobrepasan, como para luchar contra ellos? ¿Has tenido, o tienes, problemas con familiares, hermanos en Cristo, personas que en situaciones normales deberían ser tu apoyo?
Dios no desconoce estos dolorosos impedimentos que te hay sobrevenido, no obstante, tampoco justifica la detención de la obra encomendada, pues él mismo nos entrega las soluciones para continuar.
¡Vamos! Pongamos en práctica lo aprendido.