Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.
Filipenses 4: 8
Muy estimados hermanos:
Dios quiere que administremos con cuidado nuestras mentes y todo lo que ello implica: pensamientos, recuerdos, razonamientos, memorización, etcétera Por ello nos insta a pensar en cosas nobles y puras y a no usarla con aquello que la contamina y degrada. No olvidemos que, a pesar de llamarla: «nuestra mente», en realidad, es de Dios, por cuanto no nos pertenecemos a nosotros mismos, sino que a Él.
Pidamos sabiduría para su administración y no la llenemos de basura y peso muerto, elementos que hoy sobreabundan en los medios de entretención y, en general, de difusión masiva.
Lectura Bíblica
Colosenses 2: 1-7.
Introducción
Desde antes de comenzar una construcción, se deben considerar, con mucho cuidado y estudio, tres cosas: el fundamento, el arraigo que tendrá el futuro edificio en ese fundamento y la estructura de la edificación, la cual debe ser consistente con sus cimientos, su razón de ser y el entorno.
Las Escrituras se refieren a La Iglesia y, por lo tanto, a sus componentes como una construcción que tiene un fundamento sobre el cual está arraigada una estructura que debe cumplir con objetivos muy claros.
Hoy, como partes vivas de la Iglesia, les quiero invitar a reflexionar sobre la base, el arraigo y la sobreedificación que estamos realizando con nuestras vidas.
- El dueño (Mateo 16: 18; 1ª Corintios 6: 20).
- El fundamento (1ª Corintios 3: 11).
- El arraigo (Colosenses 2: 7a).
- El edificio (Colosenses 2: 7b).
Conclusión
Al concluir la meditación de hoy, creo que debemos hacernos algunas preguntas básicas:
- ¿Cuál es la base que he elegido para construir mi vida: alguna de las arenas del mar o del desierto, o bien, la roca que es Cristo?
- ¿Estoy arraigado en Cristo o simplemente estoy cerca de Cristo?
- ¿Estoy sobreedificando bajo la total dirección del Señor?
arraigados y sobreedificaos en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias.
Colosenses 2: 7
