Cita Bíblica: Habacuc: 2:2-4
Introducción: El libro de Habacuc se ubica en un periodo muy difícil de la historia de Judá. Lo que Dios, tanto había anunciado sobre el cautiverio del Reino del Sur, estaba a punto de suceder, y el profeta lo estaba sufriendo en su corazón.
En el libro se pone de relieve la profunda preocupación que experimentaba el profeta por las condiciones morales y espirituales que estaba viviendo su pueblo. El profeta sabía que de continuar quebrantando las leyes de Dios, cada vez estaba más cerca la destrucción por parte de los caldeos.
El profeta Habacuc, más que amonestar al pueblo por su conducta, le pedía respuestas a Dios. Se establece un dialogo donde él pregunta y Dios responde, surgiendo así, muchas frases en las que Dios le muestra su misericordia.
En el contexto de la inminente destrucción que se avecina, surge una frase destacada que ha dado esperanzas y vida a muchos. Es una frase que aflora como un precioso tesoro entre tanta destrucción, es la maravillosa respuesta de Dios a la pregunta de Habacuc, “el justo por su fe vivirá.” Los invito a ver solo tres aspectos de esa fe que da vida.
I. UNA FE QUE DA VIDA
Este es el punto esencial para entender la verdad central de la Biblia.
II. UNA FE QUE DA LIBERTAD
La libertad que da Dios es una de las cosas maravillosas que puede disfrutar el creyente.
III. LA FE QUE SOSTIENE
Los creyentes debiéramos confiar y dejar en las manos de Dios cada detalle de nuestra vida diaria. Nuestra vida no debe depender de las circunstancias sino de Dios.
Conclusión: A menudo, al igual que Habacuc, pedimos respuestas a Dios, en medio de nuestra confusión y cosas que no entendemos, pudiendo llegar, incluso, al borde de la falta de respeto. Sin embargo, Dios responde siempre, y más, cuando hay un corazón dispuesto a escuchar su respuesta y confiar en ella.
“El justo por su fe vivirá” es una clara respuesta a todos los que confían en Él. Hay mucho en esa sublime frase que nos debe motivar a seguir adelante. Es una tremenda promesa de vida eterna. También, es una tremenda tranquilidad saber que nuestra salvación depende exclusivamente de la obra de Cristo en la Cruz y no de lo que yo pueda hacer. Aprendemos que el camino de salvación es único, y que está completamente construido. Lo anterior nos otorga una maravillosa libertad de vida, ya que toda nuestra búsqueda y esfuerzo ha concluido en Cristo.
La fe no es solo para llegar a la vida eterna, es para vivirla continuamente, en cada detalle de nuestra vida, y así, como sostuvo a tantos a lo largo de la historia, nos sostendrá también a nosotros.
Con las palabras finales, Habacuc nos demuestra su total confianza en Dios y nos invita, a todos, a seguirlo.
“Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar.” Hab.: 3:19