Amados hermanos:
Les saludo pidiendo a nuestro Señor que su gracia y su paz sean muy sentidas en vuestras vidas.
Seguimos avanzando en el mes de septiembre, el cual también es conocido como «el Mes de la Patria» debido a importantes acontecimientos históricos ocurridos durante este mes. Además, es conocido por el pueblo cristiano, como: «el Mes de la Biblia», pues, el 28 de septiembre de 1569, salió a la luz, por primera vez, la versión completa en castellano de la Biblia, traducida directamente de los textos hebreos y griegos.
Con el mensaje de hoy, nuestro hermano Julio, nos invita a reflexionar en la insondable riqueza contenida en la Palabra de Dios y nos invita a tomar la mejor decisión de nuestra vida: vivir conforme a aquellas palabras que no pasarán.
Que la Palabra del Señor llene con su luz cada rincón de vuestro hogar.
A las 11:00 horas, le invito a incorporarse al Culto Dominical, conectándose a nuestra transmisión directa desde el local de la Iglesia Bíblica Las Condes.
Sergio Oschilewski M.
Pastor I. Bíblica Las Condes
Pasaje bíblico
Salmo 119:1-8.
Introducción
Sin lugar a duda, este es un extraordinario Salmo; es el más largo de la Biblia y se pueden decir muchas cosas de él. Su tema principal es la exaltación de la Palabra de Dios; casi todos los versículos del Salmo hacen alusión a Ella, pero de diferentes maneras. No hay dos versículos, de los ciento setenta y seis que lo conforman, que digan exactamente lo mismo; en cada uno hay un matiz distinto de significado que nos hacen ver con mayor amplitud la importancia de la Palabra dada por Dios; más bien, nos hacen ver el corazón mismo de Dios y de lo que Él es.
Pero lo que con más nitidez se muestra aquí es la importancia que tiene la Palabra de Dios para el creyente. Para el salmista esa Palabra es su tesoro más preciado, su refugio en tiempos difíciles, su regla de vida, su fuente de poder en todo tiempo; además, vemos el deseo que tenía por ella. No obstante, lo que con más nitidez se ve, es el amor que tenía este piadoso por la Palabra de Dios. De alguna manera, los primeros tres versículos nos muestran la meta a la que cada creyente debe aspirar y el resto del Salmo nos muestra la respuesta de cómo llegar a esa meta.
Hay autores que dicen que en estos primeros ocho versículos, se encuentra la respuesta de cómo llegar a la felicidad; en lo personal preferiría decir que es la respuesta para encontrar el gozo. Veamos algunos importantes aspectos atesorados en estos versículos.
- Bendición (al seguir su palabra) Salmo 119:1-3.
- Mandato (de guardar su palabra) Salmo 119:4.
- Decisión (del salmista) Salmo 119:5-8.
Conclusión
En la Palabra de Dios hay innumerables bendiciones difíciles de medir por nuestra mente limitada y por no poder mirar más allá de lo que la simple vista nos deja ver. El salmista describe muy bien lo que son esas bendiciones y a quienes las poseen; y aspira llegar a sus alturas, no por un afán de ser mejor que ellos, sino que con el único anhelo de tener comunión diaria con Dios, porque amaba a su Señor.
El escritor expresa el amor hacia Dios y hacia sus cosas; anhela llegar a las alturas de aquellos que son mencionados en los primeros versículos. Él se propuso cumplir los planes que Dios trazó para su vida; se propuso no solo guardar la Palabra, sino que, por sobre todo, se propuso obedecerla; en buenas cuentas: se propuso vivir conforme a lo que la Biblia indica.
¿Qué nos proponemos nosotros?
Bienaventurados los perfectos de camino, Los que andan en la ley de Jehová.
Salmo 119:1-3
Bienaventurados los que guardan sus testimonios, Y con todo el corazón le buscan;
Pues no hacen iniquidad Los que andan en sus caminos.