Cita Bíblica: Isaías 40:1-11
Introducción:
«Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.» (Isaías 40:8).
En poco tiempo y en forma cada vez más acelerada, todo cambia a nuestro alrededor; nosotros mismos vamos cambiando en múltiples aspectos. Somos testigos de lo que ya hace decenios se llamó “la aceleración de la historia”. Esta aceleración continúa cada vez más vertiginosa, arrasando con la gloria de los hombres y dañando a quienes viajamos en tan veloz carruaje.
En contraste con la transitoriedad de la vida y su gloria efímera, el Señor pone ante nosotros la eternidad de Su Palabra. Ella es eterna porque es la palabra de un Dios eterno, inmutable y fiel; por ello, su mensaje no cambia, es siempre vigente y tiene poder.
Cuánto bien recibe el ser humano, cuando, olvidándose de su loca carrera, abre las páginas sagradas y considera en ellas los únicos temas que son realmente importantes: por qué existo, el objetivo de esa existencia, mi lugar en el cosmos y la sociedad, mi trascendencia y mi relación con el Creador y Sustentador de todo.
En esta oportunidad, le invito cariñosamente a considerar su Biblia desde tres perspectivas:
I- EL LIBRO DE LAS PALABRAS ETERNAS
“Mas la palabra del Señor permanece perpetuamente….” 1a Pedro 1:25a (RVR09)
II- EL LIBRO DE LAS PALABRAS VIVAS
“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz,….” Hebreos 4:12
A) Vivas, porque son vigentes para todos los siglos.
B) Vivas, porque guían diariamente al creyente.
C) Vivas, porque transforman vidas.
D) Vivas, porque nos adelantan lo que vendrá.
III- EL LIBRO DEL MENSAJE SIEMPRE VIGENTE
“El cielo y la tierra pasarán, Pero mis palabras no pasarán.” Mateo 24:35
Conclusión:
¿Sobre qué base se encuentra fundamentada tu vida: En la base marchitable y pasajera que te ofrece este mundo o, en la base eterna e inamovible que te ofrece la Palabra de Dios?
Te invito cordialmente a tomar la decisión de arraigar tus cimientos en el fundamento vivo que permanece para siempre, dando diaria y renovada frescura a todos los que descansan en él.