Introducción
En la medida que uno va conociendo con más profundidad a Cristo, el sentido de cada una de sus palabras cobra una importancia muy grande y van adquiriendo un sentido especial para nuestras vidas. Uno se va dando cuenta que ninguna palabra que salió de la boca del Salvador, estuvo de más o se pronuncio al azar o por casualidad.
Cada una de sus palabras tenía un fin, y es así como uno las va descubriendo y entendiendo con más claridad cada día que pasa, y con ello, aclarando lo que Dios mismo nos quiere comunicar por medio de Cristo. De lo anterior se desprende la necesidad de conocer las Escrituras, para entender, cada palabra, cada acto o cada expresión de nuestro Salvador, que nos permite comprender mejor su gran obra.
En la lectura de hoy estamos en los últimos momentos de Cristo en la Cruz, Jesús pronunció siete palabras o siete frases, que iban dirigidas a distintas personas y a Dios mismo. Ningún evangelista hace mención a las siete; uno tiene que leer todos los evangelios para poder completar el cuadro de la Cruz.
La sexta palabra que pronuncio Jesús se encuentra en el versículo 30 de nuestra lectura, es sencillamente una palabra de triunfo, que significa abundancia de cosas, esta mañana quiero invitarlos a ver solo cuatro aspectos de esta palabra y lo que realmente significan en la obra de Cristo. El primero de ellos tiene que ver con las promesas de Dios.
- Da cumplimiento a las promesas
- Da cumplimiento a la tarea encomendada
- Da cumplimiento al pago
- Da seguridad de salvación
Conclusión
A veces con los años pareciera que ese “consumado es”, se nos olvida, pero si hay algo que un creyente no puede tener, es una memoria frágil, especialmente con respecto a la obra de Cristo.
Nunca olvidemos que fue Cristo el que obtuvo mi salvación y no yo mismo. Sin Cristo nada soy, no tengo rumbo, o más bien lo tendría pero a un lugar no muy agradable.
Tengo que grabar a fuego en mi corazón que mi salvación es un milagro hecho por Cristo en la cruz.
La cena del Señor me recuerda, que no pude hacer nada y no puedo agregar nada para llegar al cielo, solo recuerda lo que Cristo hizo por mí para ponerme en el cielo. Clavo mi deuda en la cruz.
Este mensaje podría haber sido para tiempos de Pascua o para una breve meditación de la cena del Señor, pero ¿saben qué? cada día en cada corazón de un creyente debiera estar el recuerdo de esa Pascua a nuestro favor.