Cita Bíblica: Juan 21:1-17
Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.
Juan 21: 17
Introducción
En la lectura de hoy, encontramos a un grupo de siete discípulos del Señor junto al mar de Tiberias. Pedro alza la voz y dice: “voy a pescar” a lo que los demás respondieron: “Vamos nosotros también contigo”. Es fácil comprender que estos hombres, estaban experimentando momentos de incertidumbre, es posible que estuvieran un tanto aturdidos, después de haber vivido tantas experiencias y sentimientos extremos. Ahora, al regresar la quietud, ellos estaban dispuestos a volver a sus antiguas labores, sus antiguas rutinas.
Es notorio, como habían bajado las expectativas de estos hombres. Se habían olvidado del “Reino” y lo que veían por delante era tan solo la rutina de “antes”. Habían sido tres años tan diferentes, tan especiales, tan maravillosos, tan intensos y con tantas proyecciones. Sin embargo, ahora, el Maestro ya no estaba con ellos. Es cierto que lo habían visto varias veces y tenían la certeza de que había resucitado, pero…. no entienden del todo lo que sucedía, ¿debían esperar algo más durante sus vidas, o todo lo dicho era profecía para largo tiempo? ¿Es que todo lo maravilloso ya pasó? ¿Fue sólo como un encandilador relámpago que en un momento todo lo ilumina y revela, para luego volver a quedar a oscuras y desorientados?
¿Te ha ocurrido algo parecido alguna vez, aun cuando no haya sido en las mismas proporciones?
En algunos casos sucede que después que una persona a recibido a Cristo como su salvador, pasa por una etapa de alegría, de cambios, de proyectos, de entusiasmo, para, luego, fruto del trajín, del stress y las presiones sociales, ir perdiendo ese santo entusiasmo, con lo que va quedando en un estado similar al de una persona que no ha tenido la experiencia salvífica. Es así como muchos convertidos terminan sin expectativas, sin visión de futuro, sin misión, sin motivación y sin entusiasmo. Conjuntamente se va tornando en una persona apática e interiormente, muy triste.
Continuemos viendo lo que ocurrió con los discípulos y como el Señor llenó a plenitud ese vacío producido en ellos.
El Señor deja a sus discípulos los siguientes elementos para seguir adelante:
I. Doctrina (Hechos 1:3b)
… hablándoles acerca del reino de Dios.
Hechos 1:2b
II. Una doble promesa (Hechos 1:4,5,8A)
… que esperasen la promesa del Padre…
Hechos 1:4b
III. Una misión (Hechos 1:8b)
… me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.
Hechos 1:8b
IV. La promesa de su retorno (Hechos 1:10,11)
… vendrá como le habéis visto ir al cielo.
Hechos 1:11b
Conclusión
¿Cuáles son tus expectativas de la vida? ¿Cuáles son tus expectativas respecto a tu vida en Cristo? ¿Cuáles son tus expectativas para la próxima semana?
Amados, aferrémonos de los mismos elementos que se le dieron a los discípulos del Señor para continuar, con ánimo, la carrera propuesta. Llenemos nuestra mente y corazón de la sana doctrina emanada de la Biblia. Tomémonos de la promesa que ya ha sido hecha efectiva y sometámonos al Espíritu Santo. Tomemos en serio la misión que nos fue encomendada y no dejemos de velar mientras esperamos el retorno de nuestro, Salvador, Señor y Maestro.