¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
Romanos 8:31-32
Pasaje bíblico: Romanos 6:1-14 / 8:31-37
Introducción
Al realizar el balance de lo que fue el año 2013, la pregunta de oro es: ¿Cuántas victorias espirituales logré durante los doce meses que han pasado?
¿Muchas? Excelente, felicitaciones. ¿Unas cuantas? Me parece bien. ¿Una? ¿Ninguna? ¿Por qué no hubo más?
¿Estás desilusionado con el resultado? ¿Piensas que nunca alcanzarás la victoria sobre aquellos antiguos desafíos que parecen gigantes invencibles? ¿O será que no te interesa obtener victorias?
Al iniciar un nuevo año te invito a reconsiderar los recursos que el Señor nos ha dado y cómo ocuparlos.
- La Cruz como base del poder
- El significado salvador de la Cruz.
- La propiciación reconciliadora.
- La victoria sobre Lucifer.
- La victoria sobre el pecado.
- La victoria sobre mis pecados.
- El Don obtenido por la Cruz.
- La decisión: victoria o derrota
- La victoria que no se quiere.
- Usando las fuerzas que corresponden.
Conclusión
«Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros,» Efesios 3:20
¿Qué harás con tan grande poder?
Cada persona decide qué provecho sacará de un tomacorriente. Puedo enchufar en él una lámpara con una ampolleta de 15 W que dará una tímida luz, incapaz de llegar en forma suficiente a todos los rincones de una pieza tamaño medio, o una con una ampolleta de 150 W que iluminará generosamente toda una gran habitación.
El poder que hay en el tomacorriente es el mismo, cualquiera sea la lámpara que conectes en él.
Con el poder de Dios, que es infinitamente mayor, pues proviene de un Dios omnipotente, nos ocurre algo parecido.
Ahí está, en cada creyente, el Espíritu Santo, tercera persona de la Trinidad, con todo su poder, como lo estaba al principio de la Creación, dispuesto a hacer grandes cosas contigo y conmigo. Sin embargo, solemos tenerlo tan limitado por nuestra carnalidad, que muchas veces el gran proyecto de la regeneración es limitado en nosotros y en muy poco o nada nos diferenciamos de aquellos que no tienen al Espíritu Santo en sus vidas.
Su poder creó los cielos y la tierra, su poder mantiene tu corazón latiendo. El quiere usar su poder para darte una total libertad de tus temores, angustias, tentaciones, vicios, defectos morales y de hábitos comunes.
¿Cómo responderás a esa gran voluntad llena de amor para actuar en tu bien? ¿Qué harás con el tremendo poder que está a tu disposición para alcanzar todas las victorias?
¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?
Romanos 8:31