Pasaje bíblico: Apocalipsis 2:1-6
Introducción.
He conocido a un buen número de personas que en algún momento de sus vidas se han visto tan espirituales que uno, a su lado, se siente casi un pagano. Su pasión las lleva a comprarse no una, sino dos o tres biblias de estudio. Son capaces de criticarte por tu falta de espiritualidad y le hablan con denuedo, y hasta con agresividad, de su fe, a cada persona que se cruza en su camino. Pero, pasa un tiempo, y cuando las vuelves a ver, o saber de ellas, descubres que ya no queda nada de esa pasión, de ese fuego, e incluso, menos que nada, pues, en muchos casos están caminando en pos de otras pasiones.
En varias oportunidades he oído decir a algunas de estas personas: “lo que pasa es que he perdido mi primer amor”. Con esta frase quieren decir que se encuentran alejados de su iglesia o desmotivadas de servir al Señor.
Resulta claro que la frase la han sacado de Apocalipsis 2:4, pero, regularmente, poco o nada entienden del significado y las implicancias de tan grave confesión: “he perdido mi primer amor.”
Siendo un mal que afecta a muchos, y cada vez afectará a más, como lo advierte el Señor en Mateo 24:12, y siendo tan poco comprendido el alcance de esta revelación, es que hoy les invito a meditar en este tema, su alcance y su remedio.
I – EL PRIMER AMOR DE LA IGLESIA DE EFESO
II – EL PRIMER AMOR QUE NUNCA FUE
III- EL CRISTIANO Y SU PRIMER AMOR
A) ¿Amor o entusiasmo?
B) El ministerio apropiado
C) Desilusión
D) Infidelidad espiritual
Conclusión.
¿Eres tú de los que hoy dicen: “he perdido mi primer amor”?
Primero, reconsidera lo que has dicho, y si efectivamente, es así, entonces, a la luz de Apocalipsis 2:4 y 5, toma de inmediato las tres acciones ahí establecidas: Recuerda de donde has caído; arrepiéntete y ponte al día con las tareas que Dios te tiene encomendadas.
Es indispensable que antes de terminar el día puedas decir: “me he reencontrado con mi primer amor.”