Muy apreciados hermanos en la fe:

¿Cuáles son tus dones? Recordemos que un don otorgado por el Espíritu Santo es una herramienta entregada para ser usada en la construcción de Su Iglesia. Se trata de un instrumento o, visto de otro modo, de un tesoro dado para enriquecer a muchos. Demos gracias al Señor por habernos dado uno o varios dones y nunca dejemos que se queden en el cofre de los tesoros, pues ellos constituyen joyas para ser usadas constantemente, no guardadas y menos cuando se siente su ausencia en el quehacer de una iglesia local.

Al respecto, el apóstol Pablo exhortaba a la iglesia de Roma: «En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor;» (Romanos 12: 11).

Pastor Sergio Oschilewski Malinowski
Iglesia Bíblica Las Condes


Lectura Bíblica

Y volvieron de reconocer la tierra al fin de cuarenta días. Y anduvieron y vinieron a Moisés y a Aarón, y a toda la congregación de los hijos de Israel, en el desierto de Parán, en Cades, y dieron la información a ellos y a toda la congregación, y les mostraron el fruto de la tierra. Y les contaron, diciendo: Nosotros llegamos a la tierra a la cual nos enviaste, la que ciertamente fluye leche y miel; y este es el fruto de ella. Mas el pueblo que habita aquella tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas; y también vimos allí a los hijos de Anac. Amalec habita el Neguev, y el heteo, el jebuseo y el amorreo habitan en el monte, y el cananeo habita junto al mar, y a la ribera del Jordán.

Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos. Mas los varones que subieron con él, dijeron: No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros. Y hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura. También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos.

Números 13: 25-33

Introducción

Luego de la salida de Egipto, rumbo a la tierra prometida, llegó el momento en que Israel debía conquistarla.

Moisés, instruido por Dios, envía a un grupo de reconocimiento para que luego de un tiempo trajera informes de lo que vieron y oyeron (Números 13:1-2).

Así fue como este equipo de espías partió a hacer el reconocimiento de la tierra. Doce varones: Caleb por la tribu de Judá; Josué por la tribu de Efraín; Setur por la tribu de Aser; Igal por la tribu de Isacar; etcétera.

Luego de cuarenta días de reconocimiento, vuelven para emitir su informe a Moisés y al pueblo.

  1. El informe (Números 13: 25-33).
  2. La respuesta del pueblo (Números 14: 1-10).
  3. La respuesta de Dios (Números 14: 11-38).
  4. Los frutos son comidos por los fieles (Números 26: 63-65; 27: 18-23; Josué 14: 13-14).

Conclusión

Hoy los frutos de una vida abundante siguen a disposición de todo aquel que quiera experimentarla, pero no serán alcanzados por los perezosos, los murmuradores, los cobardes, los desordenados, los que anhelen los frutos más que al dador de los frutos.

Sí, los frutos solo son alcanzados por los que, como Josué y Caleb, no solo creen que Dios luchará por ellos, sino que se esfuerzan y dan las batallas a las que son llamados. Son los que, a pesar de tener que esperar pacientemente cuarenta años, siguen fieles a la esperanza del triunfo en las fuerzas del Señor.

Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús.

2ª Timoteo 2: 1