Muy apreciados hermanos:

Al conmemorar este nuevo aniversario del descubrimiento de América por los exploradores europeos comandados por Cristóbal Colón, debemos agradecer al Señor por las múltiples bendiciones que vendrían por medio de este suceso. Consideremos, por ejemplo, la semilla del Evangelio que, con el pasar del tiempo, fue sembrada por cristianos piadosos que arribaron a estas tierras. Pensemos en el amparo que significó el nuevo continente para la iglesia cristiana perseguida en Europa. Recordemos la poderosa obra de evangelización que muchos años después se extendió desde estas tierras a mundos alejados y entenebrecidos por el pecado. Por último, agradezcamos por nuestra propia experiencia con Cristo en algún lugar de estas extensas y multiformes tierras que conforman el continente americano.

De Jehová es la tierra y su plenitud;
El mundo, y los que en él habitan.

Porque él la fundó sobre los mares,
Y la afirmó sobre los ríos.

Salmos 24: 1-2

Pastor Sergio Oschilewski Malinowski
Iglesia Bíblica Las Condes



Lectura Bíblica

Proverbios 28: 12-14.

Introducción

Día a día el diccionario crece acumulando nuevas palabras, muchas de ellas, producto del avance tecnológico y científico que aportan nuevos términos, así como por la acumulación de barbarismos del idioma.

Al mismo tiempo hay palabras que, a pesar de estar en el diccionario, van pasando al desuso y perdiendo sentido para las nuevas generaciones. Algunos de estos términos son: pecado, castigo, gracias, arrepentimiento y perdón.

Hoy quiero invitarles a considerar el significado y poder de uno de estos términos, me refiero a arrepentimiento (del griego «metanoia»).

  1. Un término que incomoda.
  2. Un paso previo al arrepentimiento.
  3. Arrepentimiento efectivo.
  4. Algo más.

Conclusión

Hoy, muchas personas están siendo manipuladas para desconocer el pecado y aborrecer el arrepentimiento. Se habla de alteraciones cerebrales, conductas inducidas, de rehabilitación, pero no de arrepentimiento. En muchas iglesias se habla de consuelo, amparo, prosperidad y sanidad mental; se habla de campañas de milagros y sanidades físicas, pero ¿qué del reconocimiento del pecado en la propia vida?, ¿qué del indispensable arrepentimiento para la salvación del alma?

No olvidemos nunca que el Espíritu Santo se manifiesta dando su fruto entre los corazones contritos y humillados que confiesan su pecado.

El cristiano debiera ser una esponja para absorber las cosas que conciernen a Dios y una piedra contra la cual reboten todas las influencias de lo que constituye «mundo». Sin embargo, no es así, absorbemos mucho más de lo que nosotros mismos nos damos cuenta del mundo.

El que encubre sus pecados no prosperará;
Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.

Proverbios 28: 13