Mi gran Dios, mi pequeño problema

Pasaje bíblico: Salmo 143 y 139:1-12

Introducción.
Muchas veces los problemas actúan sobre nosotros como si fueran una tormenta de truenos y relámpagos que se desatara justo sobre nuestra cabeza. Esta situación nos atemoriza, nos impide pensar, actuar correctamente y solo tendemos a protegernos y escondernos del poderoso mal que se manifiesta a nuestro redor. En esas condiciones muchas veces tomamos malas decisiones y en lugar de salir de la tormenta nos exponemos más y más, haciendo peligrar seriamente nuestra integridad. Cuando estos problemas aparezcan, es importantísimo recordar cuatro cosas: Primero, que Dios es superior a esos problemas. Segundo, que Sus ojos están sobre nosotros y los problemas. Tercero, que Dios nos ama con perfecta justicia. Cuarto, que él ya tiene la solución perfecta.

I. ACCIONES DE DIOS SOBRE LOS PROBLEMAS DE SUS HIJOS
Tres formas de actuar de Dios con un problema:
A) Acción directa sobre el problema (Eliminación del problema).
B) Acción sobre la persona que tiene el problema.
C) Acción sobre el entorno o las circunstancias asociadas al problema.

II. PROBLEMAS QUE PERDURAN EN EL TIEMPO
Tres razones que deben ser examinadas:
A) Necesidad de oración.
B) Necesidad de aprendizaje.
C) Problemas inexistentes.

Conclusión.
Ahora, te ruego que vuelvas a pensar en tu problema. Es posible que digas: “¿cuál de todos?” Pues bien, elige uno, el mayor de todos y piensa:
¿Es Dios capaz de solucionarlo?
¿Está Dios al tanto de mi problema?
¿Me ama Dios?
¿Tiene Dios preparada la solución para mi problema?

Si has respondido Sí, a todas las interrogantes anteriores, sólo resta que hagas tres cosas: Clama y escudriña por instrucciones, al tiempo que espera y confía en su perfecta solución.

Predicador

Rodrigo Cartagena Armijo

Fecha

13 de octubre de 2013

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