Manteniendo limpia la casa

y no traerás cosa abominable a tu casa, para que no seas anatema; del todo la aborrecerás y la abominarás, porque es anatema.

Deuteronomio 7:26

Todos los padres estamos alertas respecto de aquellas personas que se acercan a nuestros niños, con mayor razón si tienen un aspecto sospechoso; nunca dejarías a tus hijos con alguien que golpeara tu puerta y se ofreciera a cuidarlos; todo lo contrario, eliges muy bien al momento de buscar una “baby sister” que se quedará con ellos mientras sales con tu cónyuge. Tomamos precauciones respecto a los amigos con quienes se juntan, pues no soportamos la idea de que alguien los pudiera dañar física y/o moralmente. Sin embargo, muchos padres, sin darse cuenta cabal, dejan a sus hijos sin protección alguna en manos de programas de TV que harán daño, muchas veces irreparable; los dejan en manos de libros cuyos autores los introducen dulcemente en el mundo del espiritismo, la magia y la brujería, produciendo daños tan graves como la temida caída en el mundo de las drogas; los dejan en manos de Internet, con los buenos aportes, pero también con un universo de maldad al alcance de sus almas, sin molestarse en colocar filtros o establecer reglas referente a su uso. De este modo, se traen a casa “cosas abominables” que conllevan “anatemas” a la familia.

Los padres, están llamados a ser vigilantes y capacitadores. Vigilantes no solo en cuanto a las personas que tienen mal aspecto o que son reconocidos como seres de malas costumbres, sino también vigilantes de lo que leen, ven y escuchan, pues son más los villanos que acechan por estos medios que aquellos de apariencia malévola que transitan por la calle. También deben ser capacitadores, pues deben instruirlos en cómo discernir y defenderse de aquellos infames que usan el intelecto, las emociones y las debilidades propias del niño y luego del adulto.

Padres, aprendamos a filtrar lo que entra en nuestros hogares y enseñemos a nuestros hijos a discernir entre lo santo, lo secular y lo abominable

Predicador

Rodrigo Cartagena Armijo

Fecha

4 de agosto de 2013

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