Compartiendo un pensamiento

Pero el ángel les dijo: no temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor.

Lucas 2:10, 11

Dos mujeres, elegantemente vestidas, se encontraban almorzando en un restaurante. Una amiga, que se encontraba en una mesa cercana, las vio y se acercó a saludarlas. “¿Qué están celebrando?”, preguntó. Una de ellas dijo: “Estamos celebrando el cumpleaños de mi hijo.” “Pero, ¿dónde está el niño?, preguntó la amiga a la mamá, quien respondió: “Lo pasé a dejar a la casa de mi suegra, habría sido imposible pasarlo bien y tranquilas con él.”

¿No les parece ridícula la historia? Una celebración de cumpleaños para un niño que no es bienvenido en su propia fiesta! Sin embargo, la situación anterior, no es más ridícula que pasar por la época de Navidad, con todas sus festividades, dejando afuera, a aquel cuyo cumpleaños se supone estamos celebrando. 

Lamentablemente, esa es la manera en que muchas personas celebran Navidad en el día de hoy. En medio de todo el ir y venir -la organización de la fiesta, la compra de regalos, las reuniones familiares- resulta que Aquel Santo Ser, que debiera ser el motivo y centro de la celebración, llega a ser, incluso, fastidioso para los que festejan, y pasa a ser completamente olvidado.

Predicador

Pastor Sergio Oschilewski Malinowski

Fecha

23 de diciembre de 2018

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